Del libro Oído de Pájaros.
Fotografía Angela Beatriz Bruccoleri.
Letra de la segunda foto de mi Papá Alfonso.
Vicente y Sus Compañeros en el Taller de Herrería.
Es la porfía de los pájaros
la que se enreda a la penumbra de la nueva mañana
y los despierta.
Es el canto con su alfarería prodigiosa de sentires.
Entonces los trabajadores
comienzan a bruñir sus honestas miradas,
cuando ya de pie sirven un desayuno
de vigores y esperanzas.
Y se los ve pasar atrevidos y capaces,
tolerantes pero memoriosos,
a tostar sus tiempos en la labor pactada con el sol
entre la multitud y sus sueños.
Se los ve pasar en la cristalina y necesaria crónica
que el gigante invisible de la calle ordena y empuja.
Los trabajadores son mujeres y hombres
que ordeñan al día con sus firmezas,
con sus sanos cansancios verticales
y llegan al reposo
con las manos vueltas colmenas o campanas
para hallar el hechizo nocturno del amor.
Los trabajadores calman al misterio
cuando con él se enraizan en sus obras.
Ellas son manantiales, licores, candelas,
donde cada nacimiento tiene un sitio venturoso.
Obras de hombres y mujeres
que derraman certezas.
Trabajadores que suelen recoger de regreso a casa
unos cuantos guijarros, para que los hijos jueguen
con el profundo peso de sus jornadas.