Los ríos en la montaña
pasando nos traen su rostro
y les confiamos cimas
de nuestros anhelos
para que se lleven
entre algún planear de cóndor
y nubes bajas
sufrires que no son canción.
Estar a la vera del agua
que elogia al cielo
es oir el infinito
porque río de montaña
es verídico credo
desde donde afinar
el pensamiento.