A propósito del Collage de Martina Bruccoleri Ochoa.
Obra y Fotografías de Ella.
Cada una
en su hoja
casa del estar
para lograr ser
irradiando plenitud
desde la planta
que hace crecer
por los pies
al cosmos
del crear.
Todas sabias
en traducir
impiedades
inspiraciones
y deleites
entre hongos
que sostienen
la espera
por la nutricia red
que la tierra tiene
con las estrellas.
Nueve Mujeres
hiladas
por los dedos
macerados
en el cielo
de las cerezas
por Quien
diseñó
sus presencias
para el siempre
germinado
en el collage
que es jardín
visto
por la lupa
vestida
de polleras
y misterios
traducidos
en el capullo
de las señales
en la acción
de la leyenda
que es tabla
de naufragio
entre fauna
y helechos
del mar
que protege
por piernas
de sirenas
tan humanas
como el ansia
de viajar.
Cada mujer
de estas nueve
tiene un designio
que afina
en faroles
vueltos nidos
porque empollan
luces
entre polen
sin dar cuerda
al apego
que aprisiona
para tornarse
círculos de lunas
también soles
y relojes
de remotos
tiempos concéntricos
desde sus cestas
para guardar
lo cosechado
como lumbre
de lo vivido
y sembrarse
de escudos
y capas
para enraizar
regresos
donde natura
se vuelva lanza
en defensa
lente y pipa
de encuentro
con lo femenino
que lleva
tal mariposa
la escala
del cambio
en el pentagrama
donde se ensaya
lo perfecto
del silencio
mientras brotan
de a miles
palabras
yemas
de esperanza
entre lagartijas
que nos amigan
con los cuervos
de la muerte
que por error
hacen creer
o creen creer
idiomas
de la nada
lo que no
es cierto
porque mutar
es un puente
al más acá
y por ello
el corazón
de toda historia
se piensa
como libro
escrito
por ternuras
de hoja en hoja
tal si fuera
un juego
entre manos
el canto
de una alondra
la fantasía
a flor de miradas.