Angela y Nora
Me dio la mano
miró adelante
y con el viento
que fuera
o sin él,
a sus cinco años
lanzó al mundo
se iba el estar
como los árboles
de nuestra vereda,
desde entonces creo
no dejó de andar
por las distancias
que acercan
nortes del conocer,
mientras yo aprendía
en algún espejo
del silencio
a relatar imágenes
que veía o inventaba.