Al Abril,a La Aceituna y Al Beethoven
Mirándonos
sabemos la exacta
inconmensurable
amada manera
de amarnos
eso es poemar
y deleitarnos
a la puerta
de todo
lo que es y será
convite supremo
para el mundo
que vivimos
y soñamos
por cada día
y noche
andando sin más
que con las flores
de la piel
de los pelos
y del corazón
que dan
sentido al crecer
al parar
y al seguir nomás
pudiendo llorar
o no
tantas cosas
como la ausencia
que teje
el vacío
del perro
hermano del trío
llamado Abril
porque llegó
en un abril
cachorro de otoño,
flores del imaginarlo
palpitan en los ojos
y en tantos rincones
desde que murió.
Miradas
que miran la lluvia
y florecen
para reír a desmesura
si se nos antoja
y ser carcajadas
o ladridos
donde llueven
lágrimas de alegría,
del silencio
escuchando al agua
a la vida misma
que nos mira.