A dos meses de verte y hablarte en tanto invisible
Te decía
y te encantaba
porque tu esencia
fue así de vital
como los azahares
que impregnan
de argumentos
a las yemas
de las manos unidas
y al seguir con la vista
para ambos lados
las vías del tren
que te rastrean
a donde te hayas ido
para traerte
con tu impecable
sonrisa y risa
desde los talleres
memoriosos del afecto
de casi una centuria
que viviste Papá.