A Vicente y Alfonso Bruccoleri
Vive apretada en el puño
que mi padre alza
desde la mano de su padre
entre los libros que historian
rieles interminables
por vivas herencias
que inauguran
entre renovadas luchas
construcciones sin pausas
por metales concientes
de memorias legadas
como una casa abierta
a quienes siguen fundando
con el pueblo que brilla
como medalla del respiro
en lo rotundo del sol
que lee el fin sin vejez
de las lunas empecinadas
tras un bien para toda
esa humanidad
de noble cara y contracara.