Cuando se lleva
con su canto
el agobio secante
que despluma
vitalidad en la gente
que merece vuelo.
El agua que cae
por ello
y por tanto gorgeo
en el multiplicar
gotas que limpian
la cara del paisaje
nos alegra
la manera de mirar
y nos vuelve al lago
de los pensamientos
con la bondad
de escuchar
ese grato sonido
con que la tierra
bebe la amplitud
de aquello
confiado por el cielo.