En la lámpara
que la memoria
enciende
con el propósito
de volver a los rostros
que se precisan intactos
para que nuestro destino
en la búsqueda justa
de no resignar a la nada
de los días que pasan
la emoción de lograr
que el olvido pierda
la última palabra
con esa luz
en el sentir
volvemos a las vidas
que nos dieron pasos
de un baile
que no bailamos
pero multiplicamos
en la canción
que son todas
las de un pueblo
en la calle
tras ese ritmo
volvemos
a esos rostros
que se amaron
y amamos
en la cara y seca
de lo que fue y es
una de las historias
más entrañables
que se quedó a vivir
en nuestras casas
con su sentido
de haber sido
y el de seguir
entre insistencias
despabilando
para permanecer
aún con la pena
del adiós
por el coraje
de seguir
con Joan y Víctor
en la voz del sol
que brilla y brilla.