Una rama de jarilla
en el agua
del te fuiste
florece al sol
del patio con pulso
por tanta presencia
en la dimensión
de los verdes
que no olvidan
y bien acompañan
dando la espalda
a la ausencia
al enorme silencio
y a toda mordida
del tiempo
para mirar de cerca
el instante
donde siempre
algo renace.