Se vuela desde
el abrir la boca
para dejar
en el aire cada letra
que es libre idioma
de visceral libertad
el decir como hablar
como escribir
y como vivir
en el elegir
la manera de ser
en el estar bien
con lo intacto
que se nos declare
desde las alas crecidas
o por crecer
de nuestras maneras
y por las esencias
que en el golondrinear
del comunicar
nos hace andar
expresando
con las e de los énfasis
ante entusiasmos
por lo eterno
de lo diverso
en los ciclos
inefables
de lo lingüístico
hasta entre quietudes
porque las formas
se contentan
cada vez
que se pronuncia
la identidad
ante las ganas veraces
de defender
lo que somos
cuando somos
y por siempre
el derecho a prohibir
el inútil prohibir
porque incluirnos
en el asombro
de permanentes
inventos de la lengua
desde la raiz
hasta la rama más alta
es uno de los pasos
andén pasionario
único y unánime
al vuelo rebelde
y fantástico
de quienes
en este mundo
tenemos la volcánica
e intrauterina dicha
de la palabra
que jamás
cederemos
al cadalso
de la censura
y sí a los ecos
del cosmos.