A gotas
voy siendo
ese volcán en otoño
que se desprende
de todas sus hojas
menos de la cocida
con esmero por ella
en la lectura de la noche
ese cuento hilvanador
de mi historia,
la constante provocadora
ante el aburrimiento
bostezo del egoísmo.
Con la llama del plantar
lo que será follaje
y desmesura
la lógica de la erupción
me deja tranquila
quizás hasta feliz
a la orilla del escuchar
aunque no esté
al mar.