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HIJA HIJOS

Saben desde el pulso del oleaje

que anda en células desmesuradas

adagios afables

y sus deseos

despejar turbación de lo inesperado.

Por ello se cruzan al otro lado

de la profundidad

como dando vuelta una manzana

para saborear redondeces

y diseñar ciertos legados

entre certezas alumbradoras.

Por sus trayectos van dejando

estela de cordiales estaciones

donde el sol y las nubes

descubren el deleite

que merecen los días.

Intensa manera de quererles

con cada arena de la playa

que nos sabe de memoria

y la invocamos como talismán

la traemos a nuestras manos

cuando es preciso

para ahuyentar a puro roquerío

el temor que pliega horizontes.

Tan espuma son como marea

entre complicidades con pelícanos

orientando lo fraternal

en un mundo de vuelos hundidos

sobre el navío perfecto

que sabe de donde partir

y a donde llegar

para disfrutar la dicha

por la que dan

cada gota de sus destinos

desde que los respiraron.

Están macerados

según ese mineral

que hace brillar al agua

en el brinco eterno

del latir islanegrino.

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