Lo tomás con tus manos
y le recordás
que entre rieles todo
va de manera macanuda
hasta cuando te fuiste
más de un año
al otro lado del mar
a laborar y recorrer
ese museo a cielo abierto
la tierra de tus Padres
que tenés fraguada
desde la infancia
y más aún
cuando con los bueyes
Avispa y Cachimba
en aquella finca
de Panquehua
tus Nonos contaban
que dejaron las sábanas
en sus camas
para pronto volver
a la Catania
de sus corazones.
El tiempo te canta Papá
los tangos «de tu flor»
mientras le hacés convites
a quienes van apareciendo
entre adoquines
y tres lagunas
de aquel Junín
de Buenos Aires
con fieles mates
que sueltan la lengua
para encontrar salidas
y entradas
en ese laberinto
que quizás sea el pasado
o el mismo presente.
Por eso te vemos
sonriente en el tallercito
donde lo que Vos
no arreglás
nadie lo arregla
dar cuerda
con tu bonita porfía
a la bella caligrafía
de lo imperecedero
alimonado entre prolijas
aritméticas y amabilidades
amando en cada tren
que siempre está en la vía
los buenos tiempos.