Están aquí reyes
que se cuelan
entre lo inservible
y siguen
en el siglo
donde las redes
son vidrieras
de saber el mundo
portando coronas
que fastidian
al sentido de mirar
al levantarse
con ánimo entusiasta,
al cuadro de Berni
que habla
como se debe.
Alguna zancadilla
habrá que enrostrarles
como a quienes serviles
los traen, reciben
avergonzando
a la vergüenza.
Y será la lengua
que la gente
lleva al centro
del decir mazorcas
cuando pronuncia grano.
Sí
decimos la lengua
que vale la vida
y empieza alborada
cada vez
al hacerla nuestra
desde el vigor
de la decencia.