Siempre tuve mis oídos
a merced de los pájaros
pero en esta época
de rumbo encerrado
todo mi ser embarcó
y no ha regresado
al follaje escandaloso
de sus cantos
para ahuyentar
hasta el olvido
más severo
con la fugacidad del volar
y lo inesperado
de sus bienamadas cercanías
lo detenido
la fragilidad
el andar por el mundo
a media cara
y sin el beso
que leva anclas
para ser feliz
o intentarlo.


