A perder la fatiga
de la desmemoria
para andar
por el caminar
con soltura iluminada
de aquel momento
tornasolado
fragante
y sincero
que tira la carga
las anclas
en el ayer
y sus dolencias
para escuchar
el hoy
en el regazo
que no fuga
y es música
desde algún andén
que sabe recibirnos.
A soltar el grito
de la soledad
y llenarse los bolsillos
de la primavera
que aún está lejos
pero nos secretea
el belvedere
de la buena suerte
entre compañías
que enseñan
a exagerar las alegrías
como unas elefantas
en un santuario
que bañan con barro
la libertad.


