En lo ventanal
que atardece
me acomodo
las alas de mirar
el cielo
y la calma
asombrando
con nubes
de claridades
afortunadas
al conocer
el cristal
que hace añicos
cualquier elección
del mal
y exhibe huellas
donde el esperanto
es lámpara
a encender
cuando se apaga
la candela
del sol
y la voluntad.