Hace tanto tiempo
que planto
que vi plantar
desde abiertos
los ojos a saber mirar
y hago crecer
variar, asombrarme
con las habitantes
de mi patio
que son y fueron
la compañía
prudente y excitante
calma y esperanzadora
antes, durante
y después de la pandemia
ese límite mundial
para cuidar, pensar
y hoy ahora
y siempre traigo
como refugio
su lenguaje
más propicio
para que la buena gente
que sí es la mayoría
quizás encuentre
y del quizás
también se vive
cómo hacer
tareas de pétalos y abejas
ese armamento
contra miedos, apatías
pérdidas, culpas
parálisis
y desesperanzas
ante lo que ve y no
pero sabe que pasa
en el mundo
no sólo a su orilla
entonces
que el grito y llanto
de una mujer
en el balcón
de una noche
que fue la del país
la masacre
en Palentina
dada como lejana
por la mezquindad
de la mayor cretinidad
nos junte
nos arme
por el impredecible
cambio del clima
ante la credulidad
que todo
puede mejorar
desde el lugar
de no luchar
sí luchar
armarnos
con ese histórico polen
que nos siga preservando
del enemigo
para que no desaparezcan
nuestros puños cerrados
que guardan el semillero
y defienden el cielo
aquí en la tierra.