Se suben al tobogán
de ese cariño
donde el placer
se tira por caricias
a sus cabezas
que tienen la bondad
de un cielo
derrochando rosados
cuando atardece.
Son la clara
y sombreada
presencia del abecedario
que moviendo la cola
escribe tomo a tomo
una declaración fiel
de la amistad
más auténtica.