Al fuego
lo que impulsa
dar a la tierra
porque debe ser del aire
enrostrado ante piedras
con latido de semillas
en la sangre
que fue agua,
todo lo fue,
para seguir descubriendo
líneas confiadas
por milenios
a lo perpetuo
tras arbolar legados
de quienes
siguen haciendo señas
en la caída de hojas
que acompañan
hasta el rumbo
de nuestros perros.


