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DESALOJO

A desalojar

el silencio de la letra

que no responde

a lo que urge,

la voz impropia

miserable eco

de privilegios

la que mira y no ve

la que amenaza, dispara,

deja tuerto

al sentido elemental

de amparo

y acogota

por tamaña indiferencia

que es crueldad.

A desalojar

el cuerpo no puesto

ante la desgracia

de miles

porque son miles

de carne, hueso

e intemperie

al borde del vacío

albergando dignidad

al tomar tierras

de largo abandono.

A desalojar

la brutal mezquindad

que niega

el universal derecho

a una vivienda.

Un pedazo de cielo

es testigo

de tamaña valentía

ante la pobreza

que no paraliza,

se toma tierras

como se toma agua,

hay tanta sed

al centro

de la privación.

A desalojar miles

porque somos miles

la reverencia

a lo desalmado

por rastrero y sobornado.

A levantar

alfabetos fraternales

hay tanta desesperanza

como fuerzas y razón,

el derecho a una casa

tiene todas las palabras

que abrigan y acompañan

en honradas voces

de quienes están de pie

siendo una carta vital

que debe ser leída.

Hay niños que cantan

el dibujo de casitas

y embarazadas

prontas a dar a luz

en el medio de casi nada

y quizás de balas

mientras escribe el  frío

los manotazos del hambre

y la oscura angustia

que arrasa

con topadoras

de complicidad

el libro del abrazo

que exige

el desalojo de lo perverso

con la defensa inmediata,

sostenida e ineludible

de quienes son gente

y es justo

infinitamente justo

que vivan

como gente.

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