a Fabricio Puga
Izado de soles
con la suerte
dando paso libre
a la sonrisa,
enderezó aromas
de amistad
por el mundo
y hasta mi puerta
con vertientes
de apacible estar,
escuchar
y confiar.
Fue veraz hondura
donde el cielo
es mirada,
mirada de alba
propiciando trinos
al aire generoso
que sólo se da.
Tras encuentros
sin revés
su presencia
aventó cariños
por el color
de los demás
abrazado
a los perros
como al árbol
de la nobleza,
ese sosiego
del abuelo
que leudó
su ternura.
Destinó lumbre
a la bitácora
de un viaje
por la intensidad
que perdurará
entre poemas de amor,
sinceros
como las uvas
de sus intentos,
poemas de amor
puro frescor
en lo simple
de las pasiones,
en la trama
de su sentido
en la vida que amó
en lo silvestre
en lo ilusorio
en el juego
de su legado
en el bello tigre
de la dicha
que encumbró
su realidad.
Fabricio
es un Libro
El Principito
que navega
en la bondad
de lo celeste
desde una plaza
donde conocí
su transparencia
al todo
a lo natural
al presente
navega
izado de soles
con la suerte
dando paso libre
a la sonrisa,
su universo.