Esas voces
que salen de la cocina
y llegan a mi pieza
donde retraso
como siempre
el levantarme.
Ella empieza
a contarle
en su llegada
a mi Madre
todo lo que trae
en su valija de cuero
como el dulce
de uva sin semillas,
pero no es eso
lo que cuenta
es su visita
el sonido de su voz
el papelillo con hilo
como seguro del frasco
el silencio de Quienes
escuchamos
con aquella alegría
que nunca más será,
se hizo llave
y aún escucho
quizás a esa mañana niña
pero es extraño
una mudez suena,
abro la memoria
en el medio de la calle
a gritos
como llamando
quiero escuchar.