A Martina Bruccoleri Ochoa
En los pocillos
amasados
desde tu manera
de ser cielo
cuando evocamos
cerezas del viajar
cabe el mar
de las tibiezas
que se bebe
en días nublados
o noches
con rituales
para pensar
en navegaciones
desde la costa
de lo amado
tal mesa
hacia los siempres
donde enjazminarse
con el querer
y soltar amarras
sin equipaje
hasta estar
con lo puesto
en el ánimo
redondo
por lo alegre
como platos
sosteniendo
esa magia
de peces
dibujados
en el barro
que abraza
el agua
que somos.