Fuente de la Plaza Independencia en Mendoza
Se arraiga
a la circulación
del quedarnos
en el mirar
para ser
entre aguas
que palomean
por caídas
y vapores
que al final
son vuelos.
La fuente
nos da asiento
junto al gesto
del aire
que besa
para dejarnos
en el convencimiento
intacto
pero efímero
que brota
con el júbilo
de caer
y elevarse
al mismo tiempo.