Ventanas que otoñan
con el carácter
de la melesca
tuteando rincones
donde espían
pasados encuentros
con quienes
nos relatan
anécdotas no muertas
que aprovechan
ser lo nutritivo
del presente
cuando vamos
siendo en larga luz
lo amarillo en el verde
anaranjando dulzures
para no recordar
de las ausencias
algún dolor
que ya se apagó
como el verano.
El añorar amores
entre las hojas
de los días
emparra savia
con lentitud
hacia las huellas
de lo que fue
y ante mejoras
desde el vegetal
altillo del patio
tan plantado
por querido
que disfrutan
los pájaros
y mi condición
al sol de las uvas
en el sitial del ahora
que entibia los fríos
de lo que ya no está
convidando lo tardío
entre racimos
y otras compañías
tan elocuentes.