a Vicente, mi Nono
La lluevo con lo temprano
del día de reyes
y así fresquita de trinos
con el color de los deseos
en la terraza
de los nomeolvides
aparece como regalo
la sonrisa del Mago
entre la carpintería
de cordiales años
y vuelve mi nombre
con su letra
en diminutivo
dando identidad
a las dos sillitas
porque claro estaba
la de mi Hermana.
Ay maderas
de la ternura
que pasaron el siglo
y aún me sientan
en su permanencia
para ser la niña
que deja pasto y agua
y espía
casi toda una noche
entre amigables celosías
por donde ve
algunos versos
que a veces escribe.