Las aves enseñan
en lo asambleario
de sus estancias
cuando albergan
la tarde
y el paso
de nuestra mirada
principios
para seguir siendo
claridad
y sustancia
que agremia
los frescores
del mañana.
Así nos despegan
del piso
inspirando sosiegos
y palpitando aires
de encuentro
donde perdure
sin peso
a rostro descubierto
la defensa fraternal
de cada vuelo
y las verdades
que nos unen
a los buenos vientos.