De mi libro Manuscrito de Los Desterrados
La prosa desmesurada del tiempo es voraz.
En sus calderas el verbo
desconoce alternancias melodiosas.
Con milenarias fundaciones asombra sedosamente
pero sin duda desamparan sus leñas irreversibles.
Las cenizas son el esperanto.
Quien escribe le disputa a la muerte
esta prodigiosa relojería que mutila a tanta infamia.