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MAL DIGO PRÓVOLO…

Ante la inocencia ajada,

entre la brújula del repudio

estamos en desacuerdo

por pactos de censura.

Con la firmeza de clarear

principios de buena vida,

horadamos en la rectitud

alegando aldabas de verdad.

El tiempo de júbilo

cuando el cuerpo es nitidez

fue consternación.

Pervertir el contento

de la frescura

a la perfección

desde estribillos sagrados,

infectó hasta el respirar

y sigue así

por tantos temores

vecinos del mundo.

Por ello

y por lo que argumenta

ser destino

de vigorosos respetos

ante lo honorable,

somos resonantes defensas

de cada uno y de todos

los sentidos candorosos.

La infamia inequívoca

de lo demoníaco aquí,

en esta dimensión planetaria

fue y va por ellos

desde los primeros mitos del cielo,

existe en el poder del ultraje

con sermón de falsía,

es viperina costumbre instituida

con maldicientes cómplices,

silencia confianzas

y jilgueros de comprensión,

de alegrías.

Hipocresía estatutaria

de lo casto y puro,

infamia infernal

estropeando ternezas,

desluciendo lo digno

con la penitencia de lo forzoso.

Para que el fuego y el agua

de Quienes sufrieron

crezcan en la pulcritud merecida

de cada grifo y brasa del albor,

para que no haya Otros sufrientes

nuestra lid

es darle visualidad al quebranto.

Estamos en el medio de la calle

con rutilantes llamados

a destramar mentiras,

sanear repulsiones,

desaprobar maldades

de una conjuración

con avales devotos

que engullen lo diabólico

de este mundo

desde sus malditos privilegios.

Consagrados estamos

al valor

y por la lozanía de lo justo

orientamos la nave de la decencia.

Mendoza. Justicia reaccionaria: absolvieron a las monjas por los abusos sexuales en el Instituto Provolo

Las monjas Asunción Martínez y Kumiko Kosaka, junto a las exdirectoras y la representante legal del instituto católico fueron absueltas este miércoles por el encubrimiento de los abusos sexuales cometidos contra niños, niñas y adolescentes sordos. Bronca e indignación por la impunidad de quienes durante años ocultaron y encubrieron los aberrantes abusos por los que fueron condenados los curas Corradi y Corbacho, junto a otro empleado del establecimiento.

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