Para renunciar al baldío sermón
que añade horas a trechos arduos
y confinar a zambullidas
de creación
cada pulso arrojado
al lenguaje y sus levaduras.
Creación de lozanías
que atizan placenteros desvíos
en concordia
con avezados convites
de trovadoras verdades.
Para entrar por la ensenada
de benévolas agudezas
donde la beldad
silencia lo sórdido
en el lienzo de la confianza.
Días de Poesía
para aventar alquimias
en nuestras venas,
prendados impulsos
que vedan infortunio y farsa
con el candelero apasionado
de la palabra
cuando embarca
vastedades humanas.
Y nunca encallar
en indiferentes veletas,
aconteceres vanidosos
que ensayan tempestades
con caprichosa verbosidad
mientras mordaces injusticias
dictan a nuestro oficio
escrituras vindicativas,
prestas a irradiar
lo que gravita y emociona
desde el urgente bracear
de la aurora.